jueves

Good bye, Martin

Ya decíamos ayer que Eiko y Martin no casaban bien. Así que al día siguiente del primer sol de medianoche, salimos los tres juntos, pero no duró demasiado. Al principio, Martin se quedó atrás, incapaz de seguir nuestro ritmo con su enorme vagón de 40 kilos detrás. "Go, go, I can't go that fast, I always go at 17km/h". Martin, siempre con sus costumbres fijas, inamovible. Sin embargo, nos lo íbamos encontrando porque Eiko y yo somos amigos de parar con frecuencia, para hacer fotos o para ir a la búsqueda del alce que vimos cruzar la carretera. El bicho corrió monte arriba y, por mucho que intentamos seguirle, sólo pudimos rescatar una huella. Fue el único alce que vimos en todo el viaje.
Martin nos alcanzó tras una de esas paradas y comenzamos juntos la subida del monte más grande que nos encontramos en Noruega, unos 7 kilómetros para arriba, no demasiado duros, pero largos con todo el peso de las alforjas. Un Jaizkibel a la noruega, como bien recordó Martin, conocedor de nuestros montes. Para arriba, el loco inglés es una fiera y nos fuimos los dos por delante mientras Eiko mantenía su habitual tran tran en las cuestas. Martin iba contándome sus andanzas por los Pirineos, subiendo el Tourmalet con todo ese peso, mientras yo, que llevaba la mitad de equipaje que él, me conformaba con seguir su ritmo. A Eiko tuvimos que esperarle media hora en la cumbre, pero no importaba, las vistas merecían la parada entre las resistentes manchas de nieve que jalonaban la hierba desnuda.


Cuando llegó Eiko continuamos con el descanso, haciendo fotos y trepando por las rocas. Eiko propuso tomar una cerveza en unos puesto de al lado, pero el hiperactivo Martin, que no se puede permitir tanto tiempo de descanso, se fue, quizá era la última vez que le veíamos. Volvíamos a ser dos en la carretera en pleno territorio de los lapones.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No me creo que no volvierais a ver a Martin... Pero si iba a 17 km/h! Después de las cervezas le deberiais de alcanzar!

Eric dijo...

Nosotros no íbamos mucho más rápido. Y después de las cervezas venía una bajada. Y bajar, baja como lo que es. Un loco.