lunes

Rebecca

Durante el trayecto en tren hacia Flam conozco a Rebecca, una joven suiza, de Basilea, la misma ciudad de Federer. Ella también viaja en bici, en una de carretera que le obliga a ir siempre inclinada y con unas alforjas casi tan precarias como las mías que protege con una especie de capazos de plástico para la compra. En un francés que tenía olvidado desde el colegio me explica que quiere llegar hasta Trondheim desde el sur de Noruega y que en la semana que lleva de viaje sólo se ha encontrado lluvia. A pesar de eso, apenas ha pisado los albergues y ni siquiera es muy aficionada a los campings, suele hacer acampada libre cuando ve un claro agradable al lado de la carretera. Sobre el papel está muy bien, pero cuando el frío y la lluvia azotan como aquellos días en que los periódicos locales llenaban sus portadas con fotos de inundaciones, no parece la mejor opción. Es una suerte haberme topado con ella porque en el albergue de Flam no quedan habitaciones y tengo que montar la tienda, esta vez para dormir en ella.
Después de marear un poco la perdiz y de dar vueltas alrededor de la tela extendida en el cesped, Rebecca, que ya ha terminado de montar la suya, me pregunta si necesito ayuda y acaba montándome ella la tienda mientras yo pululo alrededor para simular que hago algo. Después cocemos unos macarrones que yo tenía guardados gracias a su hornillo bajo una lluvia fina y con una temperatura de unos diez grados. No sé qué hubiera comido de no encontrármela, probablemente el embutido que me quedaba y barritas energéticas.
La primera experiencia bajo la tienda es desalentadora: entre la lluvia que retumba en la tela y el frío que no se me termina de ir, apenas concilio. Al final consigo dormirme pero a las siete ya oigo los animosos "good morning" de mi vecina suiza, hay que levantarse para no perder el ferri. Para salir de Flam es obligatorio hacer un pequeño trayecto en barco porque está pegando a un fiordo, algo habitual en Noruega. Después de la bonita excursión, en Gundvangen me despido de Rebecca, que sigue su camino en barco hacia el norte, y me dirijo hacia la siguiente estación,Voss, una agradable ciudad que en invierno vive del esquí y en verano del turismo de aventura y los deportes de riesgo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este viaje en bici parece un interrail. que verguenza!

Eric dijo...

Pues todavía quedan un montón de horas en barco.