Después de marear un poco la perdiz y de dar vueltas alrededor de la tela extendida en el cesped, Rebecca, que ya ha terminado de montar la suya, me pregunta si necesito ayuda y acaba montándome ella la tienda mientras yo pululo alrededor para simular que hago algo. Después cocemos unos macarrones que yo tenía guardados gracias a su hornillo bajo una lluvia fina y con una temperatura de unos diez grados. No sé qué hubiera comido de no encontrármela, probablemente el embutido que me quedaba y barritas energéticas.
La primera experiencia bajo la tienda es desalentadora: entre la lluvia que retumba en la tela y el frío que no se me termina de ir, apenas concilio. Al final consigo dormirme pero a las siete ya oigo los animosos "good morning" de mi vecina suiza, hay que levantarse para no perder el ferri. Para salir de Flam es obligatorio hacer un pequeño trayecto en barco porque está pegando a un fiordo, algo habitual en Noruega. Después de la bonita excursión, en Gundvangen me despido de Rebecca, que sigue su camino en barco hacia el norte, y me dirijo hacia la siguiente estación,Voss, una agradable ciudad que en invierno vive del esquí y en verano del turismo de aventura y los deportes de riesgo.
2 comentarios:
Este viaje en bici parece un interrail. que verguenza!
Pues todavía quedan un montón de horas en barco.
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