sábado

Como en casa

¿Verdad que no parecen noruegos? Eso mismo pensé yo al verles y al oírles en la lejanía mientras sacaba fotos con Eiko en la cubierta del ferri en el camino de las Lofoten a Tromso. Y al acercarme comprobé que los cinco jóvenes alegres que chapoteaban en el jacuzzi, a pesar del frío (¿12 grados?) comprobé que no lo eran, eran españoles, un grupo de vascos que después de un duro año de erasmus en el norte de Finlandia se regalaron ese homenaje.
No sólo eran vascos, mitad vizcaínos y mitad guipuzcoanos sino que una de ellas, la que está a la derecha en la foto, es de Rentería y es muy amiga de Ángel, un amigo de mi hermana (el rompecabezas no es tan complicado). Es un tópico, pero el mundo es un pañuelo.
Me dieron mucha envidia. La peor decisión que tomé en el viaje fue dejar el bañador en la bodega del ferri con la bici y no poder meterme en esa agua burbujeante a 37 grados y olvidarme del frío y la fina lluvia que empezaba a caer. Claro, que yo disfruté tranquilamente con Eiko de la reconfortante Trollfjord soup, el obsequio del barco por pasar por el fiordo en cuestión, mientras que ellos tuvieron que hacer acrobacias para ganarse el pan (en este caso la sopa).

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